Google sigue siendo una máquina de hacer dinero. La compañía más potente en Internet se anotó un beneficio trimestral de 2.500 millones de dólares (1.770 millones de euros), tras facturar 6.920 millones (4.890 millones). Pero estas cifras contrastan con la ansiedad que domina desde hace meses Wall Street sobre la manera en la que gasta la compañía, que se vio ligeramente calmada gracias al lanzamiento de la red social Plus.
La primera reacción del mercado fue de entusiasmo, porque los resultados presentados superan cómodamente las expectativas. Eso hizo subir sus acciones más de un 10% al cierre de Wall Street. El incremento del beneficio fue del 36%, si se compara con los 1.840 millones (1.300 millones) de hace un año. El incremento de los ingresos publicitarios explican este sólido repunte.
Los resultados publicados coinciden, además, con los tres primeros meses en los que el cofundador Larry Page llevó las riendas de la compañía, tras haber tomado la pasada primavera el puesto de consejero delegado de Eric Smicht. Pero este entusiasmo no oculta la realidad: los accionistas quieren claridad respecto a las inversiones que va a hacer Google bajo la nueva guardia.