Lo que el presidente ejecutivo de la flamante Apple, Steve Jobs, hizo ayer fue sacar pecho y defender a su compañía y su nuevo juguete: el iPhone 4. Con solo tres semanas en el mercado, el último teléfono móvil -y un millón de cosas más gracias a las aplicaciones que se le pueden añadir-, la niña bonita de la tecnología mundial funciona mal. Las llamadas se cortan y la recepción de señal se pierde. Pero Apple y Jobs lo justifican diciendo que nadie es perfecto y que no existe ningún antenagate. Eso sí, la vieja fórmula de que «si usted no está contento le devolvemos su dinero» acaba de ser adoptada por el buque insignia de lo nuevo y lo moderno. En 30 días, si su iPhone 4 no cumple sus expectativas, se le devolverá su importe, sin ningún gasto.