Al final de su vida, Steve Jobs, macrobiótico, budista y poco amante de las duchas, se arrepintió de haber retrasado su cirugía y de haber perdido tiempo, tal vez crucial, con la medicina alternativa y las dietas.
Jobs murió el 5 de octubre tras haber sufrido un cáncer de páncreas y un transplante de hígado. Entonces ya se había pasado a las soluciones tradicionales, pero era demasiado tarde. Unas semanas antes de su muerte se lo contaba a su biógrafo oficial, Walter Isaacson. La cadena CBS, propietaria de la editorial que publica el libro el próximo lunes, adelantó este jueves un extracto de la entrevista donde el escritor relata las palabras de Jobs.
El fundador de Apple ideó el nombre de su compañía en mitad de una de sus dietas ‘frutarianas’ después de visitar una finca con manzanos. Desde que era adolescente seguía regímenes de alimentos muy estrictos: a ratos, sólo fruta, otros, también verduras u alimentos separados. Estudió budismo zen durante años y creyó que la mezcla de espiritualidad y alimentos sanos serviría como antídoto incluso para el cáncer.
Cuando se lo diagnosticaron en octubre 2003, se negó a ser operado y optó por tratarse con zumos de frutas, acupuntura y remedios medicinales que encontraba en Internet. «No quería que abrieran mi cuerpo, no quería que me violaran de esa forma», dijo Jobs, según su biógrafo, a quien el gurú confesó su arrepentimiento. Su mujer, su hermana y sus hijos le suplicaban que se operara, pero Jobs se resistió durante nueve meses en los que mantuvo su enfermedad en secreto.
«Pensaba que si ignoras algo, si no quieres que algo exista, puedes lograr magia con la mente… Antes le había funcionado. Se arrepintió», cuenta Isaacson en el vídeo difundido por la CBS. El libro de 650 páginas, llamado ‘Steve Jobs’, es el resultado de más de 40 entrevistas del autor con el presidente de Apple y decenas de familiares, amigos y colegas.