Un controvertido intento de expandir los dominios de Internet más allá de .com, .org o .net ha provocado la insólita amenaza por parte del Gobierno de EEUU de retirarle una licencia fundamental al organismo encargado de dirigir Internet.
La Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN, por sus siglas en inglés) depende de su contrato con el Gobierno de Estados Unidos para coordinar las direcciones únicas que les dicen a los ordenadores dónde encontrarse unos a otros, y sin las cuales Internet no funcionaría a nivel global.
Pero este mes, el Gobierno estadounidense advirtió de que las normas del organismo sin ánimo de lucro respecto a los conflictos de intereses no eran lo suficientemente duras, y sólo amplió temporalmente el contrato de ICANN, que mantiene desde 1998, en lugar de renovarlo, como gran parte del sector esperaba.
Si no asegura el contrato sobre la Autoridad de Asignación de Números de Internet (IANA por sus siglas en inglés), la capacidad de ICANN para aplicar su programa de expansión de direcciones podría verse gravemente dañada, lo que supondría el movimiento más radical en la historia de la organización.
Las preocupaciones por los conflictos de intereses han surgido porque algunos miembros pasados y presentes del organismo podrían beneficiarse financieramente de la liberación de direcciones web gracias a sus lazos con organizaciones que obtienen dinero con el registro de nuevos nombres de dominio o con consejos sobre la expansión.
Actualmente, esas organizaciones están restringidas a las dos docenas de los denominados dominios de alto nivel, como .com, .org o .net, o a dominios de códigos nacionales como .co.uk.
La ICANN quiere hacer posible que las marcas, firmas o ciudades que busquen asentarse en Internet consigan y exploten sus propios dominios, como por ejemplo .apple, .nyc o .gay, lo que les proporciona más control sobre su presencia en la red y una mayor elección para sus nombres.
«No otorgarle a la ICANN el contrato IANA supondría un mazazo a sus cimientos», afirmó Philip Corwin, consejero legal de la Asociación de Comercio por Internet, una organización para inversores y desarrolladores de nombres de dominios.
«La ICANN necesita el contrato para conseguir la autoridad que necesita para hacer que el programa realmente funcione».
El contrato se ha renovado hasta septiembre.
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